Culturas prehispánicas desarrollaron intensa actividad marítima

  • La UV desarrolla una investigación pionera en el país sobre sistemas portuarios prehispánicos

 

Karina de la Paz Reyes Díaz

 

Costa de Los Tuxtlas, Veracruz

Karina, Ver., 23 de noviembre de 2018.- Generalmente en nuestro país se piensa que la navegación maritima es una práctica que comenzó en el siglo XVI, a la llegada de los españoles, y que los europeos fincaron las bases de los primeros puertos comerciales en las costas veracruzanas. Hoy sabemos, gracias a los trabajos arqueológicos, que esto no fue así, que existió un complejo sistema de intercambio económico a través de rutas marítimas, que conformaban un circuito de infraestructura portuaria durante la época prehispánica, expuso la investigadora de la Universidad Veracruzana (UV), Lourdes Budar.

La arqueóloga de la Facultad de Antropología y directora del proyecto arqueológico “El sistema portuario de Los Tuxtlas y los puertos del litoral veracruzano”, explicó que para el periodo posclásico, que va de 1300 a 1519 después de Cristo (d.C.), la actividad marítima no era tan significativa en las costas del Golfo de México; en consecuencia, no fue registrada con claridad por las crónicas españolas de la época, “sin embargo, en los periodos anteriores, que abarcan una temporalidad del 1200 antes de Cristo (a.C.) al 1000 d.C., hubo una intensa movilización por mar”.

Tanto ella, como el jefe de Campo del proyecto, Mauricio Cuevas Ordóñez, relataron que hay crónicas que dan cuenta que cuando los españoles llegaron a las costas de Coatzacoalcos algunas personas los iban siguiendo en embarcaciones. Incluso, los conquistadores ocuparon tales embarcaciones para cruzar a los caballos de un lado a otro del río Coatzacoalcos.

Lourdes Budar y Mauricio Cuevas junto a pieza prehispánica, en la región donde se desarrolla la investigación

Si bien, en la época que llegaron los españoles a estas latitudes varios puertos ya no estaban activos, uno de los que sí y quizá el más representativo del momento era precisamente el de Coatzacoalcos, indicaron tanto Budar como Cuevas Ordóñez (cabe citar que ambos, junto con Sara Ladrón de Guevara, son autores del libro Donde se esconde la serpiente. Paisajes históricos y míticos de Coatzacoalcos, 2017).

A propósito del sitio, recordaron que en 2007 la empresa constructora del túnel sumergido de aquella ciudad del sur de la entidad suspendió provisionalmente la obra del Dique Seco, por un hallazgo arqueológico. En consecuencia, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) comisionó a Alfredo Delgado Calderón y su equipo para determinar de qué se trataba: eran improntas de chapopote que en su momento cubrieron las embarcaciones prehispánicas de madera, de tal modo que quedaban impermeabilizadas. Este hallazgo confirmó la actividad de la navegación marítima prehispánica en la costa del Golfo.

Mauricio Cuevas explicó que las embarcaciones de esa época consistían en una sola pieza, producto de grandes troncos ahuecados; era tal su dimensión que cabían hasta 12 personas, de acuerdo con evidencia iconográfica de la zona maya.


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