Javier Herrera Borunda
El pasado lunes, 24 de febrero, honramos en México a nuestra bandera nacional, que junto al escudo y el himno que nos identifican son los principales símbolos de nuestra identidad nacional. Esta fecha se conmemora en nuestro país a partir de que en 1934 se aprobara la primera legislación sobre símbolos patrios.
El orgullo de mi origen veracruzano me obliga en esta ocasión a recordar que fue precisamente en la región veracruzana de Zongolica, Tzoncoliuhcan, nombre que significa en lengua náhuatl, de acuerdo al antropólogo Gonzalo Aguirre Beltrán: “El lugar donde se ejerce el mando”, en el que el pájaro cuautotol, (Trogon mexicanus) ave originaria de la sierra zongoliqueña inspiró a un grupo de Caballería de insurgentes al mando del joven brigadier Nicolás Bravo, para diseñar una bandera que los identificara en el movimiento armado para alcanzar la independencia nacional.
De acuerdo a testimonios históricos estos jóvenes insurgentes realizaron la primera bandera tricolor que ondeó en tierras mexicanas. Se trata de la Bandera Siera, que fue confeccionada utilizando franjas verticales de colores verde, blanco y rojo, como el plumaje del pájaro cuautotol, y en el centro de la franja blanca añadieron un escudo que incluía un carcaj con flechas, un arco y un machete, además de la palabra Siera, que tiene por origen el vocablo español “sierra”, que significa “cordillera montañosa”. Este escudo aparece también en las monedas que fueron acuñadas en el Zongolica, entre los años 1811 y 1812, cuando se creó una Casa de la Moneda Provisional en este poblado.
Los colores de esta bandera serían retomados posteriormente por la que distinguiría al Ejército Trigarante al mando de Agustín de Iturbide. Este lábaro retoma los colores de la bandera Siera pero los distribuye en franjas diagonales, la primera, de color blanco, significa la pureza de la religión católica; la segunda de coloración verde simboliza la independencia nacional; y la tercera, de tonalidad roja, representa la unión nacional entre mestizos, criollos y peninsulares. En cada franja se presenta una estrella de ocho picos.
A lo largo de la historia independiente, la bandera de México ha tenido diversas configuraciones y disposiciones entre los elementos que la conforman, todas ellas representativas de cada momento vivido hasta llegar al diseño de la que conocemos en la actualidad, adoptada el 16 de septiembre de 1968, de la cual existe una copia en el Archivo General de la Nación y otra en el Museo Nacional de Historia.
La bandera que nos identifica actualmente responde a la Ley sobre las características y el uso del Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales que fue aprobada por el Congreso de la Unión el 23 de diciembre de 1967 y publicada en el Diario Oficial de la Federación el 17 de agosto de 1968. Este Decreto definió los elementos constitutivos de los emblemas nacionales y reguló por primera vez la forma como deberían utilizarse para garantizar el respeto a sus características, y su manejo por diversas instituciones y por la población civil.
Esta Ley permaneció vigente hasta 1984, año en el que entró en vigor la nueva Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales, presentada al Congreso por el presidente Miguel de la Madrid Hurtado, diferenciándose de la anterior por proponer un uso más extensivo de los símbolos patrios entre la ciudadanía, con el objeto de acercarlos a todos los mexicanos. El 30 de noviembre de 2018, la LXIV Legislatura la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión realizó algunas modificaciones a esta ley, que en términos fundamentales no difiere mucho de la de 1984.
La bandera nacional, como establece la Ley está segmentada en tres franjas verticales de partes iguales con los colores en el siguiente orden a partir del asta: verde, blanco y rojo. En la franja blanca y al centro tiene el Escudo Nacional, con un diámetro de tres cuartas partes del ancho de dicha franja. La proporción entre anchura y longitud de la bandera, es de cuatro a siete y podrá llevar un lazo de los mismos colores al pie de la lanza en la que termina el asta.
El Escudo de Armas de nuestro país se inspira en la leyenda de la fundación de México- Tenochtitlan. Su diseño actual es obra de los arquitectos Pedro Moctezuma Díaz Infante y Francisco Eppens Helguera, y presenta un águila de perfil al lado izquierdo, desplegando la parte superior de las alas en actitud de combate. La garra izquierda del ave se sostiene sobre un nopal que nace en una roca que emerge de un lago y cuyas pencas se ramifican a los lados. El águila sujeta con la derecha y con el pico a una serpiente. Dos ramas, una de encino y otra de laurel al lado opuesto, forman un semicírculo inferior y se unen por medio de un listón dividido en tres franjas con los colores verde, blanco y rojo.
Nuestra bandera es mucho más que un pedazo de tela que guarda ciertas disposiciones establecidas por ley, es el distintivo que nos identifica como mexicanos ante el mundo y ante nosotros mismos; es un símbolo del respeto y cariño que tenemos por la nación que abrió sus brazos para arroparnos al nacer; es el emblema de nuestra identidad, de la mexicanidad que nos une y de la libertad que gozamos; es también el icono de la gran riqueza multicultural de nuestro país y el orgullo de pertenencia.
Nuestra bandera fue elegida en julio de 2008 por el portal español “20minutos.es” como la más bonita del mundo con una votación cercana al millón de votos. Aprendamos a quererla y respetarla porque es parte de nosotros mismos.
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