Tiempo de mujeres

Juan Carlos Sánchez Magallán

La intervención de la mujer en la historia se manifiesta de forma restringida. Ello se debe a la escasez de referencias en los documentos históricos, tanto los antiguos como en los actuales, y que fue eliminada de la vida pública, excluyéndola del lenguaje con propiedad (siempre se decía el hombre-abarcando ambos sexos). Esta ocultación dio lugar a cierta ceguera y provocó dificultades en el lenguaje del género, es decir, al desarrollo de un discurso que permita explicar cómo la inferiorización de una mitad de la humanidad (en cualquier sociedad) ha condicionado la constitución de un orden social que se asume como natural.

Actualmente se requiere adoptar medidas concretas para garantizar equidad de género en favor de las mujeres, para proteger e incrementar los avances que han alcanzado hasta el momento en la sociedad, entre otros aspectos, la reducción de los salarios desiguales que perciben las mujeres por el mismo trabajo que realizan los hombres; el incremento del número de mujeres en puestos de liderazgo; la mejora en el sistema de protección social, incluido el cuidado infantil; la supresión de medidas que favorecen la discriminación sexual, y promover una mayor igualdad entre el hombre y la mujer.

Desde el año 1920, las feministas, principalmente en Europa, habían logrado el acceso de las mujeres a cargos públicos como alcaldesas, diputadas y asambleístas, incluso las europeas, en Finlandia, Noruega y Polonia, tuvieron acceso como candidatas a cargos presidenciales o máximos en sus respectivos países. Pese a estos logros políticos, las mujeres a nivel mundial estaban al margen de acciones éticas, humanitarias y disciplinadas de los Estados. Durante la segunda década del siglo XX, en Europa y Norteamérica se establecen organizaciones en favor de la legalidad en el voto de las mujeres.

Fue un decreto del presidente Ruiz Cortines, emitido en 1953, el que permitió a las mujeres mexicanas votar y ser votadas en elecciones federales el 3 de julio de 1955.

Claudia Sheinbaum, de académica a presidenta de México, crece en el seno de una familia de clase media en la CDMX. Con una licenciatura en física en la Facultad de Ciencias de la UNAM, obtiene el título con mención honorífica en 1985. Maestra y doctora de la misma disciplina. Es conocida por su lucha, al lado de su padre, contra la energía nuclear en México. En 1987 anunciaron, a través de una conferencia de prensa, la obtención de un compuesto cerámico refractario a base de fibras que soporta temperaturas superiores a los 1,800 °C. Claudia fue líder estudiantil, de ahí su vinculación al ahora presidente López Obrador, quien la impulsó para ser alcalde, secretaria de Medio Ambiente y jefa de Gobierno de la CDMX.

Clara Brugada, futura jefa de Gobierno de la CDMX, propone la creación de una “ciudad feminista” que garantice “derechos plenos” a las mujeres. Economista, egresada de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), docente y, como consecuencia de su activismo político en organizaciones del Movimiento Urbano-Popular, logró ser diputada y alcaldesa en reiteradas ocasiones en Iztapalapa.

Ernestina Godoy es muy conocida por su contribución en México, al desarrollar el modelo europeo de Justicia Restaurativa, su vasta experiencia trabajando para y con políticas sociales y criminales. Diputada federal y del Congreso legislativo de la Ciudad de México, desde donde impulsó importantes iniciativas de ley. Sus contribuciones han convertido a la Ciudad de México en un referente en términos de promoción y defensa de la justicia de género, los derechos humanos y el bienestar de su población.

Abogada prestigiosa en temas sociales y sin fines de lucro. Jugará un papel determinante en el campo legal y de los programas innovadores para la gobernanza en la administración de Claudia Sheinbaum. Así, este triángulo de destacadas y prominentes mujeres desarrollará para nuestro país modelos de políticas públicas exitosos para la salvaguarda de los derechos fundamentales de los mexicanos, impulsando siempre la paz y la concordia. ¿O no?, estimado lector.


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