Juan Carlos Sánchez Magallán
El notario, desde sus orígenes, es una pieza básica de las sociedades democráticas y la economía de mercado. El notario, como funcionario de la “cosa pública”, es una garantía para el ejercicio de las libertades individuales y patrimoniales, incluso frente a los poderes públicos.
La figura del notario ha existido en las diversas culturas antiguas (hebrea, egipcia, griega, romana y en la cultura indígena precolonial), que ha dado fe de hechos o actos jurídicos, los ha narrado con el fin de otorgar a las partes y a terceros la seguridad jurídica siempre anhelada por todos los grupos sociales y sociedades nacionales.
Los notarios ejercen su función con independencia del poder público y los particulares. Es así como recibe, interpreta, redacta y da forma legal a la voluntad de los comparecientes al plasmarla en un instrumento público y auténtico, redactado bajo su responsabilidad (escrituras públicas, contratos, actas notariales, notificaciones o fe de hechos).
La notaria Guadalupe Díaz Carranza pasó a la historia de México como la primera presidenta del Colegio Nacional del Notariado Mexicano; institución jurídica fundada inicialmente como la Asociación Nacional del Notariado, en 1955.
La presidenta doctora Díaz Carranza ha impreso una huella significativa en el fortalecimiento y modernización de la función notarial al impulsar la relación con autoridades y legisladores para garantizar que todas las iniciativas reflejen la importancia de la función notarial en la estabilidad económica y social del país.
En su búsqueda por acercar el notariado a los sectores más vulnerables, lideró una iniciativa sin precedentes al visitar 15 consulados mexicanos en Estados Unidos, ofreciendo asesorías gratuitas a connacionales y funcionarios consulares para unificar criterios, prevenir fraudes y otorgar mayor certeza jurídica a los mexicanos en el extranjero, al otorgar la “fe pública” en sus importantes documentos personales.
Uno de los mayores logros de su gestión fue sentar las bases para la transición hacia la función digital notarial, con la creación de una ley marco para regular esta transformación, que será clave para modernizar el ejercicio notarial en México.
Asimismo, encabezó el desarrollo de una plataforma tecnológica propiedad del Colegio Nacional para garantizar la seguridad y confidencialidad de la información patrimonial de los mexicanos, dejando los cimientos legales y tecnológicos necesarios para que los estados de la República avancen hacia la digitalización de manera segura, respetando los principios de territorialidad y matricidad.
Otro aspecto destacado de su presidencia ha sido la promoción de la equidad de género. Actualmente, sólo 12% de los notarios en México son mujeres, por ello, para visibilizar y fomentar su participación, durante su gestión ha realizado jornadas académicas de género por todo el país de manera incansable, incluso publicó un libro que documenta la historia y los avances de las mujeres en el notariado, incluyéndose como la primera mujer notaria del país y su impacto en el gremio.
Ahora, el expresidente notario David Figueroa Márquez buscará el liderazgo de la Unión Internacional del Notariado, con asociados en 93 países de los cinco continentes e invitó a su homóloga Guadalupe para, juntos, contender en la fórmula de presidente y secretaria, donde, de lograrlo, se dará el precedente de que una mujer ocupe algún cargo importante dentro de la Unión Internacional; campaña que empezará en enero próximo, al tener que visitar a todos los notariados que la integran y la elección será en Berlín, en octubre de 2025.
Urge consolidar buenas prácticas de prevención del blanqueo de capitales y para la financiación de los grupos del crimen organizado, urge impulsar programas de escrituración de vivienda popular, rural y urbana, y de tenencia de la tierra en todo el país, pues la mayoría es de origen ejidal y comunal, ya que la escritura pública es la acreditación de la propiedad. ¿O no?, estimado lector.
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