
Ciudad de México, 21 Diciembre 2025.- Con la instalación de una red de 12 estaciones sísmicas, algunas de ellas a más de cinco mil 100 metros de altura sobre el nivel del mar, un equipo científico del Instituto de Geofísica (IGEF) de la Universidad Nacional busca reconstruir la estructura interna del volcán Pico de Orizaba, ubicado en los límites de los estados de Puebla y Veracruz.
En entrevista, el jefe del Servicio Sismológico Nacional (SSN) a cargo de la UNAM, Arturo Iglesias Mendoza; y Marco Calò, jefe del Departamento de Vulcanología del IGEF, explicaron que es la primera ocasión en que se llevará a cabo un estudio de este tipo al único coloso de nuestro país que mantiene un glaciar en su cima.
Iglesias Mendoza manifestó: Es un experimento temporal para su caracterización geofísica. Esto no se ha hecho hasta la fecha y se espera que el trabajo sea un parteaguas en el conocimiento de su estructura interna.
Con cinco mil 636 metros de altura sobre el nivel del mar, el Pico de Orizaba es el coloso más alto de México y Norteamérica, en cuyas laderas se encuentran dos estaciones de monitoreo sísmico permanente. Para la investigación, iniciada en febrero de 2025, se instalaron diez sismómetros adicionales.
Las estaciones están en campo y para la determinación de la estructura se espera la toma de datos a lo largo de año o año y medio; es decir, en 2027 se contaría con resultados claros.
El investigador mencionó que el Pico de Orizaba está activo, pero no ha tenido erupciones recientes ni cuenta con el mismo nivel de actividad sísmica observada en el Popocatépetl o el de Colima. Hace dos años se empezó a reforzar el monitoreo, especialmente con estaciones permanentes de banda ancha cuyos datos son compartidos por el Centro de Ciencias de la Tierra de la Universidad Veracruzana y el SSN.
A decir de Marco Calò, la peligrosidad del Pico de Orizaba reside también en la existencia del hielo en su cima, porque ante una eventual reactivación podría fundir el glaciar y provocar avalanchas y deslizamientos de tierra por la gran cantidad de agua.
Y puntualizó: Por eso es importante conocer su estructura y tener más detalles para planear eventuales actividades, en caso de detectar alguna anomalía en su comportamiento.
Las estaciones instaladas en el marco de este proyecto no transmiten datos en tiempo real, por ello de manera regular se emprenden expediciones que implican el ascenso al coloso, a fin de brindarles mantenimiento y averiguar su funcionamiento.
De acuerdo con datos del CENAPRED, añadió, en nuestro país hay aproximadamente 40 volcanes potencialmente activos de los cuales, por lo menos, 15 requieren monitoreo cercano, entre ellos: el Chichonal, Tacaná y Pico de Orizaba.
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